¿Qué está pasando con el poder en el mundo?
(Fuente: LA PRIMERA, 1 de febrero, 2010).- La discusión sobre la estructura del poder en el sistema internacional de transición de nuestros días, no es sólo un asunto teórico y académico de la mayor relevancia, sino una cuestión práctica para todos los operadores de la política internacional, sean estados o sociedad civil. Todo actor internacional requiere saber los márgenes de acción de su conducta y los referentes básicos de los procesos globales de toma de decisiones.
Es usual, a partir de la crisis económica desatada por la economía- casino del sector financiero, afirmar que Estados Unidos está en decadencia y que el mundo actual es claramente multipolar. La realidad no es tan simple.
El poder de Estados Unidos se ha resentido fuertemente en el ámbito económico, pero no tanto para que no continúe siendo la primera economía mundial. Es la única superpotencia del sistema desde el punto de visto nuclear y militar-estratégico. Y ningún Estado ni agrupamiento de estados tienen el poder político que en estos tiempos de crisis y reacomodos sigue ejerciendo Washington.
¿Esto significa, que la crisis financiera y la obsolescencia del reino del mercado frente al Estado, el fracaso de la intervención en Irak, el inmovilismo retardatario de Israel en el Medio Oriente a contramano de los deseos de Obama y las enormes dificultades para establecer una paz americana en Afganistán, no son signos del debilitamiento del poder americano? La respuesta es sí y no.
En lo económico, es cierto que la tasa de crecimiento de la China es ocho veces mayor que la de Estados Unidos y que ha desplazado a Alemania como primer exportador mundial. Pero el dato fundamental es que el PBI norteamericano (US 14,290.000.000.000) es el doble que el Chino (US$ 7,800.000.000.00) y casi igual al de toda la Unión Europea. Hay que tomar en cuenta, además, que las ventas de las filiales extranjeras de las corporaciones transnacionales norteamericanas triplican largamente las exportaciones del país en bienes y servicios. Nada de esto, por cierto, resta gravedad a la crisis económica en EE.UU. y a un proceso de recuperación que es lento y que puede tener recaídas.
Lo concreto es que, desde el punto de vista del poder económico mundial, Estados Unidos sigue siendo la primera economía del planeta, como lo es en los ámbitos nuclear, militar y político. Que otras potencias emergen con enorme fuerza, como la China y que el Basic ( Brasil, Sudáfrica, India y China) gana espacios en las decisiones mundiales, no sólo es cierto, sino que constituye el signo relevante del cambio.
En ese contexto, es necesario diferenciar el poder de la potencia. La potencia es la capacidad de usar el poder con legitimidad y eficacia. Lo que está en crisis no es tanto el poder de Estados Unidos sino su potencia. El poder de la única superpotencia no basta para obtener las decisiones que reclaman sus propios intereses. Lo mismo sucede con mayor intensidad con la Unión Europea. Hay que negociar. En ese nuevo espacio que está conduciendo a un multilateralismo restringido, el poder emergente es la China. Y los nuevos referentes, Rusia y los países del Basic.