lunes, 19 de abril de 2010

Columna:

Avances en desarme nuclear

(Fuente: La Primera, 19 de abril de 2010).- En una reciente entrevista “Caretas” pregunta a Santiago Roncagliolo ¿qué titular te gustaría leer mañana temprano en los diarios? El consagrado joven narrador responde: “La ONU acuerda destruir todos los arsenales nucleares del planeta”. “Mientras no leamos ese titular, no tendremos seguridad de que haya un mañana temprano”. Es cierto. La cuestión nuclear atañe a la seguridad de los estados y las sociedades nacionales, pero también a la supervivencia de los individuos.
Después del 6 y el 9 de agosto de 1945, días en los que se lanzaron las bombas atómicas Little Boy y Fat Man sobre Hiroshima y Nagasaki, el mundo cambió para siempre. La capacidad de destrucción total de la humanidad removió radicalmente todas las doctrinas y sistemas de seguridad precedentes. En 1949 la Unión Soviética detonó el arma nuclear y logró la paridad estratégica. El mundo pasó a regirse bajo un sistema internacional bipolar-nuclear en el que Estados Unidos y la URSS poseían la capacidad de destruirse mutuamente.
Se estableció la doctrina del equilibrio del terror en lugar del clásico equilibrio del poder. La paz pasó a asegurarse por la mutua y recíproca capacidad de destrucción nuclear masiva de un bloque sobre el otro. El equilibrio del terror funcionó. Aseguró la estabilidad del sistema internacional entre 1945 y 1989.
Para evitar la proliferación nuclear en 1968 se firmó el Tratado de No Proliferación que reconoce a los países nucleares el derecho de poseer estas armas y prohíbe al resto del mundo acceder a ellas. Un tratado desequilibrado, pero útil. En 1974 el tratado fue perforado al estallar la India su primera bomba atómica. La siguieron Pakistán en 1989 y según todas las evidencias, posteriormente, Corea del Norte e Israel.
Con el fin de la Guerra Fría y la implosión de la Unión Soviética, el sistema del equilibrio del terror desapareció. Quedó solo una superpotencia y los arsenales y científicos nucleares de la URSS se dispersaron. La doctrina Busch intentó imponer una hegemonía nuclear absoluta y fracasó. Se pasó a una mayor inseguridad nuclear, especialmente por la posibilidad cierta de que movimientos no estatales, en este caso Al-Qaeda pudieran acceder al terrorismo nuclear. El peligro nuclear, hoy, es mayor que en el equilibrio del terror
El enriquecimiento de uranio por parte de Irán plantea nuevas interrogantes, pues se piensa que podría terminar en un nuevo país nuclear, lo que es inaceptable no sólo para EE.UU. sino para casi toda la comunidad internacional. Al mismo tiempo, Irán tiene derecho al enriquecimiento con fines pacíficos. Toda esta ecuación está vinculada, por otro lado, a la evolución en el Oriente Medio.
De allí la importancia del cambio histórico en la doctrina nuclear de Estados Unidos que ha dispuesto Barack Obama (los EEUU no usarán armas nucleares contra estados que no las posean); el tratado suscrito con Dmitry Medvedev para reducir, junto a Rusia, en un tercio sus ojivas nucleares y en más de la mitad sus misiles, submarinos y bombarderos de transporte, así como el acuerdo obtenido en la Cumbre Nuclear de Washington para poner bajo control el material nuclear en un plazo de cuatro años.
Estos positivos movimientos en el escenario nuclear pueden abonar a favor de la solución de la crisis con Irán y la acción norteamericana sobre Israel para desbloquear las negociaciones de paz en el Oriente Medio.