CAN-UE: Diferenciando el maíz del trigo
Por: Manuel Rodríguez Cuadros
La Comunidad Andina enfrenta la crisis más seria de su historia. Y no sólo por la inviabilidad de negociar como región el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, sino por la manifiesta imposibilidad de llegar a la meta del mercado común. También porque algunos de sus países miembros parecen creer más en el comercio libre con la extrazona. Y otros dudan o consideran negativo el libre comercio con los grandes mercados mundiales. Pero no es la primera crisis. Ya las hubo. Y serias.
La crisis de hoy es más complicada, pues las discrepancias comerciales están asentadas en un fuego ideológico que inexplicablemente el Perú atiza. Cuando debería calmarlo. Pensando más en los intereses peruanos permanentes. En las fuerzas profundas de las relaciones limítrofes y los equilibrios sudamericanos de mediano y largo plazo. Para eso está la diplomacia, que entre el barullo debe ver la luz de objetivos e intereses no coyunturales.
La Unión Europea, Colombia y Perú han tomado la decisión en principio -pues debe ser ratificada por la Comisión Europea y lo será- de negociar bilateralmente el pilar comercial del Acuerdo de Asociación. Esa es una decisión correcta si persiste la imposibilidad de la interlocución conjunta.
Pero el procedimiento utilizado es una chapuza diplomática que tendrá repercusiones bilaterales con Ecuador y Bolivia. Lo cierto es -como lo recuerda el comunicado oficial de la Cancillería ecuatoriana- que todos los presidentes andinos se comprometieron en Guayaquil a agotar la posibilidad de la negociación como bloque. No se logró en las consultas. Ecuador solicitó una nueva reunión de cancilleres y la postergación de la cita del 11 de noviembre en Bruselas. Se debió acoger esa prórroga. Abrir un espacio definitivo de consultas. Y si persistía el bloqueo, allí sí con legitimidad consentida, abrir el expediente de la negociación bilateral. Sin heridas. Sin romper los platos en la mesa servida.
No había premura. Recordemos que lo que se negociará básicamente es sólo dar permanencia a lo que ya se tiene unilateralmente por el SGP Plus. Ahora habrán bilaterales, probablemente también con Ecuador aunque con otro formato. Sin embargo, negociar sólo el pilar comercial es un error. Debería negociarse bilateralmente el pilar comercial y regionalmente los pilares de cooperación y diálogo político.
Así no quedarían fuera los temas de los ciudadanos y ciudadanas: cooperación, desarrollo social, lucha contra la pobreza, inmigración, medio ambiente, democracia, y derechos humanos.Este esquema añadiría a las bilaterales un espacio de negociación de región a región. Y serviría de freno a una crisis mayor de la comunidad andina.
Fuente: La Primera (17 de noviembre de 2008)